Tres colores. Azul (Trois couleurs. Bleu, 1993) de Krzysztof Kieslowski

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¿Cómo reflejar el dolor de la ausencia? ¿Cómo romper con todo lo que te hace recordar? ¿Cómo enfrentarte a los secretos de la persona ausente, que además duelen? ¿Cómo empezar a vivir de nuevo? ¿Cómo reconocer a aquellos que están a nuestro lado? Kieslowski, en la primera película de su trilogía Tres colores (los de la bandera francesa), es de los que se sirve del rostro de Juliette Binoche. Y esculpe en él el dolor de la ausencia. Desde que vi a la actriz francesa en Camille Claudel 1915 me ha apetecido repasar algunas obras de su filmografía. Primero empecé con Los amantes del Pont Neuf y ahora le tocó el turno a Azul.

Azul es una película de sensaciones y emociones. Apenas necesita diálogo para narrarnos una historia. Y sí, notas de música, la aparición poco a poco de una partitura sepultada en el olvido… hasta su explosión final. Alrededor de la música gira la película… y como una partitura se va construyendo la nueva situación de la protagonista.

Julie es la única superviviente de un accidente de tráfico donde pierde a su marido, un famoso compositor, y a su hija Anna. La pérdida la hace intentar romper con todo. Pero no es fácil. La obra musical inacabada de su esposo resuena en sus oidos. El ayudante de su marido, Olivier, está enamorado de ella desde hace años. Los recuerdos la persiguen. Unas fotografías descubren secretos dolorosos…

Dicen que el azul se relaciona también con la tristeza. Y la vida de Julie adquiere tonos azules (como el adorno que se encontraba en la habitación de su hija, único recuerdo que se permite) o como el fondo de la piscina donde se baña. A veces, aunque le provoca dolor ir a ver a la madre con Alzheimer (Emmanuelle Riva) desearía su estado de olvido. Y con ella puede desahogarse porque la madre no recuerda (y piensa que no la daña…). Pero se puede borrar la memoria pero no las sensaciones ni lo que una persona puede percibir y sentir…

Y Julie, como le cuenta un personaje clave que decía su esposo difunto, Julie es una mujer buena que trata de reconstruirse. Y de lo que huye es finalmente lo que la recompone. La música, esa partitura inacabada (ella también era la creadora en las sombras) que canta a la unificación de Europa y ese hombre también en la sombra que siempre la amó en silencio.

Kieslowski crea una partitura de imágenes, que parecen rotas y desencadenadas, que reflejan el dolor y las emociones de una Julie que quiere optar por la soledad pero no puede (sus nuevos vecinos también se lo demuestran)… pero que forman un coro de imágenes final que componen una delicada historia, sin estridencias, sobre el dolor y las ausencias. Y en el centro el rostro de una actriz que en cada fotograma se transforma.

La partitura de imágenes nace de una partitura musical que nos va meciendo hasta su explosión final. Y esa partitura musical es obra de Zbigniew Preisner que compone una pieza musical que ofrece sensaciones, que cuenta. El espectador al final se deja arrastrar por la emoción de las imágenes ligadas a la música.

Y Krzysztof Kieslowski regala una película con una libertad creativa que se escapa en cada imagen pero a la vez realiza una bella reflexión sobre lo difícil que es llevar a cabo la libertad personal. Pero es esa libertad que busca la protagonista la que hace que pueda transformarse y asumir la pérdida. Y la que la hace descubrir e indagar en su vida pasada… para finalmente seguir adelante.

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

8 comentarios en “Tres colores. Azul (Trois couleurs. Bleu, 1993) de Krzysztof Kieslowski

  1. Tengo que decir que hace mucho que la ví. No sé si el azul se relaciona con la tristeza. Lo que si creo tal y como dices es que el director trta de crear una sinfonía de imágenes.
    La cuestión es que el recuerdo que tengo de ella es que no lo consigue plenamente.Pero ya te digo, la tendría que volver a ver. Esta claro que tu la tienes más fresca. Y la esforzada interpretación de la Binoche,puesss…mira casi mejor no sigo ya que no estábien opinar sobre una película que uno tiene lejana en el tiempo.
    Incluso su famosa banda sonora…que fue todo un éxito. Aunque veo que a tus ojos no ha envejecido nada. El ciclo Binoche te deparará de todo,muy buena idea. Un abrazo

  2. … Como Krzysztof Kieslowski habla de sensaciones y emociones… y va creando una sinfonía de imágenes se puede o no conectar con AZUL. Recuerdo cuando la vi que conecté con ella y ahora aun habiendo pasado años sigo conectando (aunque no igual que la primera vez). Creo que la propuesta no ha envejecido pero porque está más relacionada con ciertas emociones con las que podemos sentirnos identificados… (quizá sí han envejecido ciertos personajes). Tengo que analizar esta cuestión: te reconozco que me gustó más la primera vez que la vi que esta nueva visita… pero no he logrado averiguar el porqué… Eso sí la forma de contarlo me sigue gustando y me atrapó la belleza de algunas imágenes y el rostro de Binoche…

    Besos
    Hildy

  3. Hermoso texto para una hermosa película. Y dura. Y triste. Sí, el azul está directamente relacionado con la tristeza («blue» en inglés es una palabra polisémica que significa tanto «azul» como «triste», y no sé si también en francés sucede lo mismo con «bleu»).
    A mí esta trilogía al completo me encanta (incluso «Blanco», injustamente, para mí, descartada) y me seduce, pero al mismo tiempo me inquieta, y eso es lo bueno, que la libertad y la tristeza anden tan de la mano. Ay, qué complicado es ser humano…
    Besos

  4. Sí, bien dices Alfredo, hermosa, dura y triste… y que muestra los recovecos de la complejidad humana. Y apuntas un verbo interesante INQUIETAR. Y si una película inquieta, remueve…

    También me resultan interesantes las otras dos películas de la trilogía y volveré a visionarlas. Recuerdo que en su día la que más me emocionó fue ROJO. Voy a ver si me ocurre lo mismo ahora.

    Como le digo a Victor, AZUL ha vuelto a envolverme y he conectado con sus sensaciones y emociones… pero le reconozco (y no sé explicar el porqué) que creo me gustó más la primera vez. Quizá mi estado anímico (porque es una película que puede variar según el estado emocional con que la veas)no era el más adecuado… Pero es lo bueno de AZUL… como son percepciones, emociones, sensaciones, sonidos… sus distintos visionados deparan películas diferentes…

    Besos
    Hildy

  5. La recuerdo como una película de una sensibilidad visual y emocional devastadoras, aunque me pasa igual que a Víctor, no la vuelvo a ver desde el momento de su estreno y creo que no sería justo emitir un juicio de ella a tan largo plazo. Con tu espléndida crítica me han entrado ganas de recuperarla. En cuanto lo haga la incluiré en el blog.
    Un abrazo.

  6. … seguro que dejarás un buen texto sobre ella, amigo Antonio. A mí me pasaba lo mismo que a vosotros. No la había vuelto a ver desde su estreno. Y ha sido un placer verla de nuevo además de hacerme pensar bastante… como me ocurrió en su momento. Y sí, es una obra cinematográfica muy pero que muy sensible… Recordaba sensaciones y algunas regresaron y otras las sentí nuevas. Su banda sonora volvió a engancharme.

    Besos
    Hildy

  7. Acabo de verla. Me gustó mucho. De Kieslowski había visto La doble vida de Verónica, pero está me cautivó mucho más. Me encanta que, como dices, se sostiene en sensaciones y en la música.
    Pronto también veré Blanco, y Rojo…

  8. … Es una trilogía que merece muchísimo la pena. Blanco tiene otro tono diferente a Azul y Rojo pero precisamente eso es lo que la hace diferente y original. Y Rojo me encanta… con una Irene Jacob y un Trintignant maravillosos… Como no una banda sonora para no olvidar.

    Besos
    Hildy

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