Tres secretos (Three secrets, 1950) de Robert Wise

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Si al lado de una película veo el nombre de Robert Wise me entran unas ganas irrefrenables de echarla un ojo. Porque Wise es de esos directores que se formaron en el sistema de estudios y que dominaban el oficio de hacer películas. Así llegaban a conseguir un dominio del lenguaje cinematográfico que les permitía una carrera llena de títulos sorprendentes. Y así dejaba buenas obras de cine negro, ciencia ficción, terror, comedia romántica, musical o melodrama. Y lo ha vuelto a hacer. Ha vuelto a sorprenderme. Esta vez con un drama sobre vidas cruzadas y destinos: Tres secretos. Que además cuenta con el aliciente de tres actrices protagonistas de altura: Eleanor Parker, Patricia Neal y una olvidada Ruth Roman.

Hay un suceso que une a las tres damas que se sigue de principio a fin y tres flashback que nos explican por qué estas mujeres coinciden en un mismo lugar. La película empieza con el rostro de un niño en un avión preguntando cuánto falta para llegar y a continuación se intuye que se ha producido un horrible accidente. Entonces se pone en marcha la rueda de los medios de comunicación para cubrir un hecho trágico: era un avión privado donde viajaban los padres y el niño. El equipo de rescate localiza el avión desde el aire y realiza unas fotografías y se dan cuenta de que el niño puede estar vivo. Pero el accidente ha ocurrido en una montaña donde sólo se puede acceder escalando y no por ningún otro medio. Así que se crea un equipo de montañeros voluntarios para rescatar al niño. Desde el centro de operaciones, al pie de la montaña, se reunen curiosos, equipo militar, policía local, Cruz Roja y prensa para cubrir tal evento. Por un periodista nos enteramos de que el niño —que iba a cumplir cinco años ese mismo día— era adoptivo, sabemos de qué centro lo recogieron y que vuelve a quedarse solo… Y entonces empiezan a aparecer las tres protagonistas.

Susan (Eleanor Parker) es una mujer acomodada casada con un abogado pero que arrastra el peso de una culpa (y un secreto) que no la deja ser plenamente feliz. Justamente hace cinco años —junto a su inflexible madre— tomó la decisión de dejar en adopción a su hijo… cuando su novio en aquel momento no sólo tiene que entrar en combate en la II Guerra Mundial sino que le confiesa que siempre ha habido otra mujer…

Phillips (Patricia Neal) es una ambiciosa periodista y buena profesional que tiene claro que la puede más el superarse en su trabajo cada día que cuidar más su relación de pareja con su esposo Duffy. Trata de salvar su pareja pero es una mujer independiente e intrépida y no puede darle el tipo de relación que espera su esposo. Así que se divorcian… pero justamente se entera de su embarazo. También acude al mismo centro que Susan para entregar a su hijo en adopción. No quiere que se entere su ex que además ha vuelto a  casarse y quiere seguir trabajando…

Y por último la más castigada de las tres, Anna, una bailarina que sale con un hombre de negocios y de la noche a la mañana, y sin explicación alguna éste la abandona. Pero la abandona de una manera tan cruel que Anna pierde la cabeza y le mata (y se convierte en un ‘personaje’ marcado por la prensa). Está embaraza. En prisión le dicen que quizá la mejor solución para el niño que viene es la adopción.

Las tres coinciden en el centro cuando van a entregar a sus hijos (la más atenta a todo lo que le rodea es la periodista) y las tres vuelven a coincidir en el pie de la montaña porque piensan que el niño que va a ser rescatado puede ser suyo.

Así Robert Wise encadena no sólo las tres historias de estas mujeres (muy bien interpretadas y muy bien creados los personajes) sino que además crea la tensión del rescate y una reflexión sobre el oficio del periodismo (donde da una de cal y una de arena… los periodistas más protagonistas son cínicos, sin sentimientos y capaces de todo por una noticia pero también son los que finalmente toman ciertas decisiones nobles, cambian sus comportamientos y consiguen la información necesaria)… y esa raya tan tenúe entre el derecho a informar o la noticia como espectáculo.

Se nota el oficio de Wise en la forma de contar la historia y además se sirve muy bien de sus intérpretes que ninguna le falla. Las tres además se encontraban en un momento álgido en sus carreras y esta película corrobora que son buenas dando los matices necesarios a sus personajes. Las tres, sin embargo, sobre todo Roman, han caído bastante en olvido. Así que Tres secretos es una buena oportunidad para recuperarlas y conocer su trabajo como actrices. Y una buena razón para darse cuenta de que Robert Wise es un director a tener en cuenta.

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

6 comentarios en “Tres secretos (Three secrets, 1950) de Robert Wise

  1. Ya lo creo que hay que tenerlo en cuenta… Como a toda una colección de grandes directores que salieron de la sala de montaje para crear unas carreras más que estimables, como el propio Wise, o Sturges, o Ashby… Y tantos y tantos.
    La película además es un prodigio de concisión, porque todo eso que cuenta, que es muchísimo, lo empaqueta en apenas poco más de hora y media. Una gozada.
    Por cierto, la Roman se casó con Tyrone Power, creo, ¿no?
    Y, por otro lado, qué alivio, porque cuando he visto el título pensaba que ibas a hablar de la virgen de Fátima…
    Besos

  2. El comienzo de esta película que no he visto, tal como lo narras, me recuerda al de «Horizontes perdidos» pero solo el comienzo. Otra recomendación pendiente para ver. Y Ruth Roman era una actriz estupenda, de esas de rostro amable. En «Extraños en un tren» está perfecta. Besos.

  3. ¡Me encanta Ashby!, querido Alfredo. Sí, Tres secretos, concisa y bien contada. Y con un montón de temas a debatir.

    Pues fíjate que no tengo yo noticia del evento ni de la unión entre Roman y Power. Yo creo que no se dio.

    Y Wise todo un filón…

    No los secretos no eran por Fatima.

    Besos
    Hildy

  4. Sí, querido Marcos, es una buena opción de tarde ver Tres secretos…
    Horizontes perdidos es una película de Capra que también merece la pena… y es cierto que cuando se ve una vez de alguna manera marca.Yo nunca olvidaré una imagen.

    Sí, ahí está Ruth Roman en Extraños en un tren, una buena película del maestro del suspense, en papel secundario.

    Besos
    Hildy

  5. Pones sobre la mesa otro de esos clásicos ocultos. No la he visto, pero hablas de la variada trayectoria temática de Robert Wise y resulta sorprendente asomarse a la lista de sus títulos y recordar tramas tan dispares. Lo tocó todo, el tipo, desde luego no es un director a encasillar. Bueno, se le puede encasillar de gran director, eso sí.
    Saludos.

  6. … Sí, querido Licantropunk,tocó casi todos los géneros y realizó muy buenas películas. Y lo que no se puede negar era su buen uso de la narración cinematográfica. Sabía cómo contar historias.

    Besos
    Hildy

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