360. Juego de destinos (360, 2011) de Fernando Meirelles

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La nueva obra cinematográfica de Fernando Meirelles está pasando con indiferencia y frialdad tanto en el mundo de la crítica como en el universo de los espectadores. Yo no quería dejarla escapar pues tengo cierta querencia por la mirada de Meirelles (y por su forma de rodar así como el empleo de la narración cinematográfica) y me ha resultado una experiencia muy interesante enfrentarme a su análisis. 360 me ha sorprendido más de lo que esperaba y creo que en el futuro, en retrospectiva, ganará más cinéfilos a su causa.

Ciudad de Dios supuso su reconocimiento, El jardinero fiel significó su consagración, A ciegas fue una prueba de fuego y supuso su primer enfrentamiento a críticas muy negativas… Y 360 ha sido relegada sin darle oportunidad alguna.

Si hay una especie de género que me fascina es el que reúne varias historias en una misma trama. A veces todas esas historias confluyen en un fin determinado u otras son una cadena de historias diferentes que se unen porque ocurren en un mismo escenario, un mismo día, una misma hora, en un mismo acontecimiento o las unifica un objeto, una prenda… Algunas películas de vidas cruzadas (como suele denominarse a partir de la película de Robert Altman… aunque el fenómeno ya se daba desde el cine silente) son fallidas y otras son verdaderos monumentos cinematográficos. 360 se sitúa en el justo medio.

Desde Griffith (Intolerancia) pasando por Fritz Lang (Las tres luces), merodeando por la maravillosa película de Duvivier, Seis destinos, hasta llegar a las Vidas cruzadas de Robert Altman, Nueve vidas de Rodrigo García o Magnolia de Paul Thomas Anderson y aterrizando en un ejemplo de cine nacional como Una pistola en cada mano de Cesc Gay… las películas que encadenan una historia tras otra gozan de buena salud.

El guion de Peter Morgan se inspira muy lejanamente en un referente literario (del que más bien toma el tema principal y un acercamiento a la estructura): La ronda de Arthur Schnitzler (que la tengo pendiente de lectura). En su momento fue una obra muy polémica pues Schnitzler a principios del siglo XX planteaba historias encadenadas sobre la pareja y la sexualidad. El dramaturgo fue admirado por un contemporáneo suyo que estaba elaborando el psicoanálisis, descubría el subconsciente y la importancia de la sexualidad en el ser humano: Sigmund Freud. La ronda consistía en diez escenas protagonizadas cada una por una pareja de amantes. Siempre uno de los integrantes de la pareja aparecía en la siguiente historia… de tal manera que quedaban las diez historias encadenadas. Esta obra dramática sí ha tenido reflejos fílmicos más similares al original en la pantalla blanca, la más recordada es la de Max Ophüls que se titula igual (y que se encuentra en mi baúl de películas pendientes) pero también la adaptó Roger Vadim en Juegos de amor a la francesa (La ronde).

360 trata el tema del amor, la sexualidad y las relaciones humanas y va encadenando todas las historias creando una ronda circular (empieza y termina con tres personajes: una prostituta eslovaca, su hermana y el proxeneta austriaco). Lo que nos dice el monólogo interior de uno de los personajes es que los seres humanos siempre nos encontramos en un bifurcación y tenemos que decidir qué camino elegir. Depende del camino la vida nos lleva a un sitio o a otro. Somos lo que decidimos. Pero da un paso más… nuestra decisión afecta a otros y encadena otra ristra de bifurcaciones. En una entrevista Morgan, el guionista, explica que quería mostrar cómo en un mundo globalizado todas las acciones tienen consecuencias y se propagan (como ha ocurrido con la crisis económica).

De este modo son las decisiones de cada uno de los personajes lo que va unificando una historia con la otra en 360 y así van tomándose el relevo. Un personaje secundario en una trama se convierte en protagonista en la siguiente… quedando finalmente un mosaico de relaciones humanas y decisiones.

360. Juego de destinos cuenta además con un magnífico trabajo de actores. Un reparto coral donde desconocidos y estrellas de la talla de Anthony Hopkins, Jude Law y Rachel Weisz desarrollan y construyen personajes. Los personajes son de distintas procedencias: americanos, británicos, eslovacos, rusos, brasileños, austriacos, franceses… y de diferentes grupos sociales. Y también las historias se desarrollan en distintos escenarios: París, Austria, Berlin…, un hogar familiar, un avión, un aeropuerto, un hotel, un coche…

En este cruce de historias hay algunas que pasan más desapercibidas (aunque todas son interesantes y están bien construidas) y otras que se muestran más efectivas dentro del conjunto. La que esto escribe se queda con la impresionante historia, con mucho suspense bien dosificado, en un aeropuerto americano entre una joven brasileña que acaba de  abandonar a su novio por las infidelidades y la relación que establece con un joven (un sorprendente Ben Foster) que acaba de cumplir una condena por agresión sexual y se encuentra en un programa de inserción. Y la otra es la historia que une a la hermana de la prostituta eslovaca con el chofer de un mafioso ruso.

Como acostumbra Fernando Meirelles 360 tiene una impecable factura visual (además de un uso adecuado y cuidado de la banda sonora) y muestra cómo sabe contar historias a través del lenguaje cinematográfico que como ya se reflejaba en El jardinero fiel cada vez emplea de forma más elegante y pausada. Cómo juega con la arquitectura de la casa, los espejos, las puertas y la posición de los personajes en la historia de Jude Law y Rachel Weisz. La forma que tiene de rodar el matrimonio roto entre la ayudante del dentista y el chofer ruso durante un desayuno conyugal frente una ventana luminosa. La angustia continua en la manera de rodar y presentar al personaje de Ben Foster…

Pienso que 360. Juego de destinos no es una obra fallida dentro de la filmografía de Meirelles sino una obra cinematográfica (que aunque sea de encargo vuelve a dejar su rúbrica) que le confirma como un director con una trayectoria interesante para seguir y analizar.

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

8 comentarios en “360. Juego de destinos (360, 2011) de Fernando Meirelles

  1. En esas «películas-cruce» cabría añadir «Crash», la de Paul Haggis, aunque sea mala.
    El caso es que estas cosas ya me dan pereza. Pertenecen a ese género, un tanto pretencioso, de «contar el mundo en una película», abusando de personajes, localizaciones variadas y situaciones presuntamente ejemplares. Esa vocación de globalidad juega en contra del concepto de sencillez, del que suele partir lo mejor en el arte.
    Meirelles me interesó en sus primeras películas, pero con Saramago me decepcionó bastante. Esta, pues porque tú lo dices, que si no…
    Besos

  2. Efectivamente Crash de Haggis se enmarcaría dentro de este tipo de películas. O Trafic o también Babel… o la propia Ciudad de Dios de Meirelles.

    Curiosamente no desaparece el concepto de sencillez, a mi parecer, en esta propuesta de vidas cruzadas… Ya te digo que fui la primera sorprendida al acercarme a verla y gustarme bastante más de lo que esperaba. Me pasó lo mismo que a ti con A ciegas, no me convenció. Pero creo que 360, si no ahora si en un futuro próximo merece una oportunidad… Contiene historias y personajes que merecen la pena y Meirelles no decepciona contándolas con la cámara…

    Es película con miga…

    Besos
    Hildy

  3. Un autentico placer ver como extraes el jugo de ciertas películas. Coincido contigo en tres aspectos:toda película merece una oportunidad.Cierto. Las historias abordan todo lo que tu expresas en el texto. Algunos actores están bien, y hasta muy bien.
    Y hasta ahí. Puesto que toda película merece su oportunidad, todo espectador, si le place como será mi caso, también tiene la oportunidad de opinar…Y ya te adelanto que en ocasiones envidio sanamente tu positiva forma de disfrutar del cine. Es toda una gozada leerte aunque en este caso estemos, salvando esas tres coincidencias, en las antípodas. Pero eso es lo de menos. Ya coincidiremos otro día. Me alegra que la disfrutases. Un abrazo.

  4. Ja, ja, ja, claro, mi querido Victor, lo bueno del cine es ser espectadores y sentir diferentes sensaciones y pareceres respecto a lo que vemos, las películas. Y al poder compartirlas (las sensaciones y los pareceres) enriquecer las visiones mutuamente y descubrir aspectos que quizá en el momento que las vimos no nos fijamos porque nos llamó más la atención otro aspecto…

    Yo quizá iba con tan pocas expectativas a la sala de cine que sí hizo que me llevara una buena sorpresa y que sí reconociera a Meirelles. Y disfruté de interpretaciones y de algunas historias…

    Me gustaría visitar en tu blog maravilloso esas antípodas y conocer tu mirada respecto 360. Juego de destinos… y seguir desconcidiendo y concidiendo una y mil veces… Ahí está la riqueza del diálogo y el encuentro…

    Besos que llegan a tus antípodas…
    Hildy

  5. ¡Ahora me entero yo de que «A ciegas» era mala! Pues a mí me gustó mucho, me pareció muy lograda, afín al espíritu del libro. Y sí, esa impecable factura visual que mencionas, que no debe ser una cualidad al alcance de cualquiera, chapuzas cinematográficas por doquier. ¿Qué «360» ha sido relegada? Y tanto. Me acabo de enterar de que existe…
    Saludos.

  6. ¡Licantropunk, 360 existe! Ja, ja, ja.

    Lo que me pasó a mí personalmente con A CIEGAS (la cual también tiene la mirada de Meirelles y una fuerza visual increíble) es que me acababa de leer la novela otra vez… y la angustia vital que me provocan las páginas de Saramago no me la provocaron las imágenes. Aunque también es una película de aciertos. De todos modos es emocionante ver un vídeo en el cuál hay una proyección a la que asiste un Saramago emocionado y ver cómo llora cuando termina la película con un Meirelles alucinado y abrazado al escritor. Si a Saramago le gustó… no hay mayor piropo para Meirelles.

    Besos
    Hildy

  7. Bueno yo no estoy ni mucho menos a la altura de tan profundos cinéfilos…Voy al cine siempre con la ilusión de ver algo que me descubra mundos, interiores o exteriores, que no conozco demasiado o que no conozco nada…Y 360 lo ha hecho y he disfrutado viéndola. Me parece que sabe contarte cosas y te muestra aspectos de la vida con los que puedes conectar.

  8. Ahí has dado en la diana, María, creo que eso fue uno de los aspectos que me gustó de la película y de algún modo lo digo en el texto… habla de cosas de la vida, de asuntos con los que puedes de alguna manera conectar… De historias lejanas pero de emociones cercanas. De personas lejanas o muy diferentes a ti pero con sentimientos reconocibles… De zonas oscuras y zonas luminosas… En fin, que como bien dices, descubre y ofrece miradas.

    Besos
    Hildy

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