¡Agáchate, maldito! (Giù la testa, 1971) de Sergio Leone

Agáchate, maldito

La complicidad de Juan y John en ¡Agáchate, maldito!

Juan (Rod Steiger) le dice indignado a John (James Coburn): “La revolución, la revolución… Hazme el favor de no hablarme nunca más de revoluciones. Yo sé muy bien cómo es eso y cómo empieza. Llega un tío que sabe leer libros y va donde están los que no saben leer libros, que son los pobres, y les dice: Ha llegado el momento de cambiar todo. Sé muy bien lo que digo, que me he criado en medio de revoluciones. Los que leen libros dicen a los que no saben leer libros, que son los pobres: Aquí hay que hacer un cambio. Y los pobres diablos van y hacen el cambio. Luego los que leen libros se sientan alrededor de una mesa y hablan, hablan y hablan y comen, hablan y comen… y mientras ¿qué fue de los pobres diablos? Todos muertos. Esa es tu revolución. Por favor, no me hables más de revoluciones. ¡Puerca mentira! ¿Sabes qué pasa luego? Nada”. John le ha escuchado atentamente, se queda mirando el libro que está leyendo y lo tira al suelo: El patriotismo de Mijail Bakunin. Esta es una secuencia de ¡Agáchate, maldito! (película que sufrió varios cambios de títulos durante su distribución: Giù la testa, Erase una vez… la revolución, Duck, you sucker, A fistful of dynamite…) que casa perfectamente con la cita de Mao Tse Tung que abre la película: “La revolución no es una cena social, un evento literario, un dibujo o un bordado. No puede hacerse con elegancia y cortesía. La revolución es un acto de violencia” y con la mirada de Sergio Leone, que cuenta para ello con los ojos de sus dos protagonistas. Los dos personajes principales se conocen en plena revolución mexicana y el director se apropia de sus miradas. Juan y John no son héroes, son dos personajes que arrastran sus propias historias personales y se ven envueltos en la revolución. No hay idealización… No son dos héroes, sino más bien antihéroes con sus contradicciones y defectos a cuestas. Sí se muestra la crudeza, la dureza, la violencia, la traición, el sentimiento de culpa, la venganza… Pero también la amistad, el perdón, el compromiso…

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